Capristo asegura que logró un buen nivel porque entrenó duro, mientras algunas de sus compañeras perdían el tiempo hablando mal de otras.
Ximena Capristo, desde que debutó en la pista del “Patinando por un Sueño” fue una candidata directa a la final. Si bien esto para ella fue una mochila, no se notó a la hora de enfrentar el hielo. Los filos siempre le respondieron pero en la semifinal le jugaron una mala pasada. A horas de la Final, nos cuenta como vive este momento.
¿Cómo te sentís como finalista?
Si bien mi primer objetivo era aprender a patinar, siempre soñé con estar en al final. Cuando estuve en el “Bailando…” me quedé con las ganas de ganar, así que este año dije: “tengo que hacer lo posible para llegar a la final y cumplir el sueño”.
Desde el comienzo del certamen se te vio como una de las posibles finalistas.
Fue difícil para mí llevar esa mochila. Siempre decían que yo patinaba bien y había rumores de que había patinado en otro lado. Todo eso me dolió un montón y me angustió.
¿Por qué creés que se decía eso?
Yo creo que había mucha envidia. Muchas de las chicas no tenían ganas de laburar. Solo la perseverancia hace que uno triunfe. Yo ensayé muchas horas para cumplir este sueño que es de vida o muerte.
Estas muy comprometida con el sueño.
Hay chicos que no pueden acceder a los tratamientos, si bien hay una fundación que les da una mano, necesitan más. Fui varias veces a hablar con Emilse, la directora de la fundación. Es muy angustioso lo que les pasa y eso me da muchas ganas de cumplir el sueño. Ojalá tanto Anita como yo podamos cumplir el sueño.
¿Creés que algunas patinadoras perdieron el tiempo peleándose?
Sí, muchas perdieron el tiempo hablando mal de las compañeras. Se fijaban lo que hacía el resto, quién hacía una figura mejor o peor. Acá cada una tiene que mirar hacia adentro de su equipo.
¿Llegaron a una gran unión con tu compañero?
Mi compañero es genial, si tuviera que empezar de nuevo lo volvería a elegir. Cuando comenzamos teníamos algunos problemas porque yo soy grandota y él no me podía levantar con facilidad. El jurado nos pedía figuras de alto y entonces yo empecé a aprender a saltar y Marcelo fue al gimnasio.
En la semifinal tuviste tu primera caída, ¿Qué sensación pasó por tu cabeza?
Se me vino el mundo abajo, justo en ese momento. ¡No lo podía creer! (risas). Encima me caí sola y no le pude echar la culpa a nadie. Soy muy perfeccionista y trato siempre de destacarme. Más allá del sueño yo quiero mostrar que puedo hacer las cosas bien.
¿Cómo fue casarte en el medio de la competencia?
Un flash! El certamen iba a empezar antes pero después se retrasó, y la fecha del casamiento no la podía cambiar. Fue inolvidable casarme en el medio del “Patinando…”.
¿Te sorprendió que Anita esté en la final?
Anita tiene una gran llegada con la gente. Hemos compartido pista siempre. Mi coach la ha ayudado a ella y el de Anita a mí. Siempre los dos grupos fuimos muy unidos porque de casualidad ensayábamos en los mismos horarios. Además Ana fue la última que entró a la competencia. Ella se lo merece al igual que yo y me pone muy feliz ésta final.
¿El jurado fue un aliado para ustedes?
Nosotros tratamos de transmitir lo que sentíamos en la pista. Es muy difícil puntuar sin haberse puesto los patines. Reina estudió con Emilse, una jueza de patín, que le enseñó todo sobre este deporte. Creo que les trasmitimos seguridad, un buen show y buenas performances.
¿Cuál creés que es el fuerte de Anita?
Ella por ser bailarina clásica tiene una postura increíble. Ana flota, es maravillosa. Yo soy totalmente lo contrario, lo mío es como más fuerte y agresivo. Me encanta el estilo de Anita y creo que lejos, es la mejor de todas las que estuvieron patinando porque nunca perdió su estilo.
En la pista sin embargo estuvo mejor Jesica, ¿no?
Sí, yo me acerqué al camarín de Anita en un momento de esa noche y le dije: “Patiná como sos vos, mostráte, estás metida para dentro”. En las primeras dos performances no patinó nada, pero en la tercera juntó fuerzas y la rompió.
¿Cómo te imaginás la final?
Que decida la gente, los dos sueños son importantes. Tenemos que relajarnos y dar un buen show. Sería ideal que antes de empezar nos digan que los sueños están cumplidos. Yo creo que mucha gente que me votó a mí, la votó a ella. No digo que gane la mejor, porque las dos somos buenas.
Fuente: Ideas del Sur
¿Cómo te sentís como finalista?
Si bien mi primer objetivo era aprender a patinar, siempre soñé con estar en al final. Cuando estuve en el “Bailando…” me quedé con las ganas de ganar, así que este año dije: “tengo que hacer lo posible para llegar a la final y cumplir el sueño”.
Desde el comienzo del certamen se te vio como una de las posibles finalistas.
Fue difícil para mí llevar esa mochila. Siempre decían que yo patinaba bien y había rumores de que había patinado en otro lado. Todo eso me dolió un montón y me angustió.
¿Por qué creés que se decía eso?
Yo creo que había mucha envidia. Muchas de las chicas no tenían ganas de laburar. Solo la perseverancia hace que uno triunfe. Yo ensayé muchas horas para cumplir este sueño que es de vida o muerte.
Estas muy comprometida con el sueño.
Hay chicos que no pueden acceder a los tratamientos, si bien hay una fundación que les da una mano, necesitan más. Fui varias veces a hablar con Emilse, la directora de la fundación. Es muy angustioso lo que les pasa y eso me da muchas ganas de cumplir el sueño. Ojalá tanto Anita como yo podamos cumplir el sueño.
¿Creés que algunas patinadoras perdieron el tiempo peleándose?
Sí, muchas perdieron el tiempo hablando mal de las compañeras. Se fijaban lo que hacía el resto, quién hacía una figura mejor o peor. Acá cada una tiene que mirar hacia adentro de su equipo.
¿Llegaron a una gran unión con tu compañero?
Mi compañero es genial, si tuviera que empezar de nuevo lo volvería a elegir. Cuando comenzamos teníamos algunos problemas porque yo soy grandota y él no me podía levantar con facilidad. El jurado nos pedía figuras de alto y entonces yo empecé a aprender a saltar y Marcelo fue al gimnasio.
En la semifinal tuviste tu primera caída, ¿Qué sensación pasó por tu cabeza?
Se me vino el mundo abajo, justo en ese momento. ¡No lo podía creer! (risas). Encima me caí sola y no le pude echar la culpa a nadie. Soy muy perfeccionista y trato siempre de destacarme. Más allá del sueño yo quiero mostrar que puedo hacer las cosas bien.
¿Cómo fue casarte en el medio de la competencia?
Un flash! El certamen iba a empezar antes pero después se retrasó, y la fecha del casamiento no la podía cambiar. Fue inolvidable casarme en el medio del “Patinando…”.
¿Te sorprendió que Anita esté en la final?
Anita tiene una gran llegada con la gente. Hemos compartido pista siempre. Mi coach la ha ayudado a ella y el de Anita a mí. Siempre los dos grupos fuimos muy unidos porque de casualidad ensayábamos en los mismos horarios. Además Ana fue la última que entró a la competencia. Ella se lo merece al igual que yo y me pone muy feliz ésta final.
¿El jurado fue un aliado para ustedes?
Nosotros tratamos de transmitir lo que sentíamos en la pista. Es muy difícil puntuar sin haberse puesto los patines. Reina estudió con Emilse, una jueza de patín, que le enseñó todo sobre este deporte. Creo que les trasmitimos seguridad, un buen show y buenas performances.
¿Cuál creés que es el fuerte de Anita?
Ella por ser bailarina clásica tiene una postura increíble. Ana flota, es maravillosa. Yo soy totalmente lo contrario, lo mío es como más fuerte y agresivo. Me encanta el estilo de Anita y creo que lejos, es la mejor de todas las que estuvieron patinando porque nunca perdió su estilo.
En la pista sin embargo estuvo mejor Jesica, ¿no?
Sí, yo me acerqué al camarín de Anita en un momento de esa noche y le dije: “Patiná como sos vos, mostráte, estás metida para dentro”. En las primeras dos performances no patinó nada, pero en la tercera juntó fuerzas y la rompió.
¿Cómo te imaginás la final?
Que decida la gente, los dos sueños son importantes. Tenemos que relajarnos y dar un buen show. Sería ideal que antes de empezar nos digan que los sueños están cumplidos. Yo creo que mucha gente que me votó a mí, la votó a ella. No digo que gane la mejor, porque las dos somos buenas.
Fuente: Ideas del Sur
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